El gobierno mexicano dice que el combate al narcotráfico tiene el objetivo de ofrecer una mayor seguridad a la población y ha resultado en todo lo contrario. Desde que comenzó la guerra contra el narcotráfico la violencia ha aumentado exponencialmente. El gobierno dice que la otra razón de esta guerra es para que evitar que la niñez y la juventud mexicana caigan en el consumo de drogas y la práctica ha demostrado todo lo contrario, los índices de consumo de drogas dentro de México han aumentado.
El presidente Calderón se contradice, en una entrevista para la CNN Calderón dijo que su guerra contra la droga más que por disminuir el tráfico o el consumo era para hacer cumplir la ley. Pero sucede que para ello ha violado la ley pues ha puesto al ejército a realizar tareas que corresponden a la policía, y eso es ilegal, es anticonstitucional. Ha puesto al ejercito a realizar tareas para las cuales el ejercito no esta entrenado. La policía debe estar entrenada para investigar, para proteger a la población, en cambio el ejército esta entrenado para atacar, para la guerra. Sacar el ejército a la calle es exponer a la ciudadanía a la violencia del ejército. Lo que ha sucedido es una escalada guerrerista entre el ejército y el narcotráfico que cada vez se arma más para poder enfrentar al ejército. Muchos no se dan cuenta, pero cuando hablamos de guerra, la guerra no es algo bonito, la guerra significa una violencia extrema, normalmente ocurre entre ejércitos, y en este caso es entre un ejército y un grupo paramilitar armado como un ejército y disgregado entre la población. Como resultado es lógico que caigan victimas de esta violencia incontables inocentes civiles. Sucede que el ejército no es una policía grande, mejor armada, un ejército es algo diferente, diseñado para otras funciones. Debiera ser la policía, con una forma más “civilizada” sin llegar a una guerra, la que combata al narcotráfico, porque una policía más eficiente, NO es un ejército.
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