Hace unos días circuló en la Internet una información que contenía una serie de artículos sin firma de autor, tomados de la revista electrónica contactocuba.com (San Juan, Puerto Rico, 26 de Abril, 2008). Esos artículos fueron originalmente escritos por el escritor y periodista Andrés Rivero, y en ellos aparecen una serie de preguntas sobre cosas aparentemente inexplicables -- que sólo podrían explicarse si Fidel Castro en realidad no es lo que dice ser.
Sin embargo, los artículos contienen una serie de inexactitudes que es necesario señalar. Esto no implica una crítica al Sr. Rivero, que esencialmente apunta a la respuesta correcta, pues yo mismo, que por muchos años me consideré pionero en la formulación de esa teoría (Véase mi libro Historia herética de la revolución fidelista, publicado en 1986 y mi largo artículo “Fidel Castro Supermole”, publicado inicialmente en 1995), por mucho tiempo también cometí el error de pensar que Fidel Castro había sido reclutado por la CIA y había estado trabajando para esa agencia todos estos años -- lo cual es verdad hasta cierto punto, pero, como explicaré a continuación, no toda la verdad.
La causa del error reside en que, para entender mejor la relación Castro-CIA hay que conocer mejor a esta última y, contrariamente a lo que piensa la mayoría de la gente, la CIA nunca ha sido una organización al servicio de los intereses del pueblo norteamericano, sino de los banqueros de Wall Street y los magnates petroleros que la crearon -- todos ellos aglutinados en una organización llamada Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations, CFR). Esto explica el por qué los llamados "fracasos" de la CIA siempre han redundado en victorias para sus verdaderos amos.
Existe gran cantidad de evidencia circunstancial, y al menos un testigo presencial, que indica que los verdaderos amos de la CIA reclutaron a Fidel Castro a través de su recién creada agencia de inteligencia a comienzos del 1948 y lo enviaron a Bogotá, Colombia como agente provocador en una misión importante. Esta consistía en participar en el asesinato del líder populista Jorge Eliécer Gaitán y en los violentos disturbios luego conocidos como el Bogotazo que comenzaron el 9 de abril del mismo año y destruyeron gran parte de la ciudad.
No es por casualidad que los disturbios coincidieran con la celebración en Bogotá de la importante Novena Conferencia Panamericana a la que asistían cancilleres latinoamericanos. Presidía la Conferencia el secretario de estado norteamericano George Marshall, miembro del CFR, y agente secreto de los banqueros. Tampoco es casualidad que muchos de quienes estaban presentes en casa de Mario Lazo cuando Castro fue reclutado, tales como Willard Beulac y William Pawley, también aparecieran como por arte de magia en Bogotá cuando los disturbios. También estaba allí el misterioso personaje William Wieland (también conocido como Arturo Montenegro), quien junto con Roy Rubbotom (también en Bogotá) luego jugaran un papel importante en apuntalar a Castro en el poder después de 1959.
La participación real de Castro y la CIA en el Bogotazo tal vez sea uno de los secretos mejor guardados por los banqueros del CFR. Aunque casi todo el mundo ha oído mencionar la participación de la CIA en los derrocamientos de Arbenz en Guatemala y Mossadegh en Irán, dos operaciones iniciales de la CIA en beneficio de sus amos, muy pocos relacionan esta agencia de inteligencia con el Bogotazo.
El Bogotazo fue en realidad una operación de guerra psicológica perpetrada en contra del pueblo norteamericano y de los pueblos latinoamericanos. Al siguiente día de haber comenzado los disturbios, Marshall culpó a los comunistas por los sucesos, y los aterrados cancilleres, que antes habían vacilado y manifestado sus dudas, firmaron sin chistar una resolución condenando el comunismo y aceptaron la creación de la Organización de Estados Americanos -- la tristemente célebre OEA.
En realidad no existe evidencia alguna de que los comunistas hayan planeado o participado en el incidente. La única evidencia que se alega son las pistas falsas que aportó el propio agente provocador, Fidel Castro, tales como lanzar volantes con literatura comunista, dejar libros marxistas en la habitación de su hotel, y hacer un llamado en una estación de radio en el que arengaba a las turbas y afirmaba que los disturbios eran el comienzo de una revolución comunista.
Este último detalle, aportado por William Pawley durante una testificación ante el Congreso de los E.U. probablemente sea falso. Me baso para hacer esta suposición en que Pawley, quien afirmó que oyó a Castro en la radio del automóvil en que viajaba, no sólo estaba presente en casa de Lazo durante el reclutamiento de Castro, sino que era amigo cercano de Allen Dulles y, como éste, agente secreto de los conspiradores del CFR. Por tanto, él era también parte de la operación secreta.
La operación Bogotazo fue un éxito total para los banqueros, pues marcó el comienzo de la Guerra Fría en el continente Americano. Demás está decir que la Guerra Fría fue altamente lucrativa para los banqueros, los magnates petroleros, y las corporaciones transnacionales – lo que después se ha dado en llamar el complejo militar-industrial norteamericano.
Años más tarde, los conspiradores del CFR confrontaron un grave problema: el Premier soviético Nikita Jrushchov había expuesto al mundo su política de la coexistencia pacífica, que implicaba la continuación de la lucha comunismo VS. capitalismo, pero sólo en el plano comercial y cultural, no en el militar. Esto amenazaba con terminar con la lucrativa Guerra Fría. Y de nuevo recurrieron los banqueros de Wall Street a su eficiente agente secreto Alex, quien tanto éxito había tenido durante el Bogotazo. Por eso le facilitaron, con la complicidad de su títere Batista, la toma del poder en Cuba, para que luego se les infiltrara a los soviéticos y los incitara a calentar la Guerra Fría.
Al principio Nikita tenía sus dudas sobre el “comunismo” de Fidel Castro. Según afirmó Serguei Jrushchov, hijo de Nikita, cuando Castro tomó el poder en Cuba en 1959, el líder soviético estaba convencido de que este trabajaba para la CIA (lo que me demostró que no había sido yo el primero en sospecharlo, sino que Jrushchov se me había adelantado por varios años). Pero los banqueros usaron a su CIA para brindarle a Castro en bandeja de plata la victoria de Bahía de Cochinos, y esto convenció a los líderes soviéticos de la bona fides de Castro -- error que luego tendrían que lamentar.
Por otra parte, siempre he tenido la sospecha de que algunos líderes soviéticos miembros del politburó habían sido reclutados por los conspiradores del CFR, y estos a su vez fueron los que convencieron a Jrushchov de las buenas intenciones del “marxista” Fidel. Prueba de la influencia de los banqueros de Wall Street en el Kremlin es que, poco después de la crisis de los cohetes, en la que Jrushchov hizo cosas que no debía, David Rockefeller viajó a Moscú y se entrevistó con Jrushchov. Al parecer el líder soviético no aceptó la crítica constructiva de David y, menos de una semana después, fue depuesto.
Todos estos años el agente secreto Fidel “Alex” Castro ha estado trabajando eficientemente al servicio de sus amos. He llegado a la conclusión que la voladura del buque La Coubre y otros actos terroristas en Cuba, incluyendo la destrucción del avión de Cubana de Aviación en Barbados, así como las muertes de John F. Kennedy, Che Guevara, y Salvador Allende, por mencionar tan sólo unas cuantas, han sido operaciones conjuntas Castro-CIA siguiendo órdenes de los banqueros del CFR.
La destrucción económica y material de Cuba, así como la destrucción moral de su pueblo no son producto de errores, sino de un plan cuidadosamente planeado y ejecutado. Cuba es un exitoso experimento de implementación del Nuevo Orden Mundial -- un sistema totalitario comuno-fascista en el que las masas serán reducidas a niveles de consumo pre-industriales. Esto explica la razón por la cual altos personeros del CFR se refieren a la Cuba de Castro como el modelo a imitar.
En estos momentos “Alex” juega un papel importante en una nueva operación de guerra psicológica que se está llevando a cabo contra los pueblos de América Latina.
Al igual que sucedió cuando el Bogotazo, las clases dominantes de América Latina temen la penetración de los monopolios norteamericanos amparados tras los acuerdos del NAFTA, CAFTA, y otros que tienen en cartera. Por eso, al igual que cuando el Bogotazo, los conspiradores han inventado un nuevo miedo, para que acepten estos acuerdos leoninos como un mal menor. A diferencia del Bogotazo, ahora el miedo no es el comunismo, sino el Castro-chavismo.
Pero el deterioro del estado de salud de su agente secreto tiene muy preocupados a los banqueros del CFR. Por eso trabajan incansablemente tras bastidores por mantener en Cuba una tiranía sostenible a la muerte de su agente secreto.
Como dijo Sherlock Holmes, “Si descartamos lo imposible, lo que quede, por improbable que parezca, necesariamente tiene que ser la verdad.”
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Servando González es un escritor norteamericano nacido en Cuba. Entre sus libros publicados están Observando, Historia herética de la revolución fidelista, The Secret Fidel Castro: Deconstructing the Symbol, The Nuclear Deception: Nikita Khrushchev and the Cuban Missile Crisis y La madre de todas las conspiraciones: una novela de ideas subversivas.
Sin embargo, los artículos contienen una serie de inexactitudes que es necesario señalar. Esto no implica una crítica al Sr. Rivero, que esencialmente apunta a la respuesta correcta, pues yo mismo, que por muchos años me consideré pionero en la formulación de esa teoría (Véase mi libro Historia herética de la revolución fidelista, publicado en 1986 y mi largo artículo “Fidel Castro Supermole”, publicado inicialmente en 1995), por mucho tiempo también cometí el error de pensar que Fidel Castro había sido reclutado por la CIA y había estado trabajando para esa agencia todos estos años -- lo cual es verdad hasta cierto punto, pero, como explicaré a continuación, no toda la verdad.
La causa del error reside en que, para entender mejor la relación Castro-CIA hay que conocer mejor a esta última y, contrariamente a lo que piensa la mayoría de la gente, la CIA nunca ha sido una organización al servicio de los intereses del pueblo norteamericano, sino de los banqueros de Wall Street y los magnates petroleros que la crearon -- todos ellos aglutinados en una organización llamada Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations, CFR). Esto explica el por qué los llamados "fracasos" de la CIA siempre han redundado en victorias para sus verdaderos amos.
Existe gran cantidad de evidencia circunstancial, y al menos un testigo presencial, que indica que los verdaderos amos de la CIA reclutaron a Fidel Castro a través de su recién creada agencia de inteligencia a comienzos del 1948 y lo enviaron a Bogotá, Colombia como agente provocador en una misión importante. Esta consistía en participar en el asesinato del líder populista Jorge Eliécer Gaitán y en los violentos disturbios luego conocidos como el Bogotazo que comenzaron el 9 de abril del mismo año y destruyeron gran parte de la ciudad.
No es por casualidad que los disturbios coincidieran con la celebración en Bogotá de la importante Novena Conferencia Panamericana a la que asistían cancilleres latinoamericanos. Presidía la Conferencia el secretario de estado norteamericano George Marshall, miembro del CFR, y agente secreto de los banqueros. Tampoco es casualidad que muchos de quienes estaban presentes en casa de Mario Lazo cuando Castro fue reclutado, tales como Willard Beulac y William Pawley, también aparecieran como por arte de magia en Bogotá cuando los disturbios. También estaba allí el misterioso personaje William Wieland (también conocido como Arturo Montenegro), quien junto con Roy Rubbotom (también en Bogotá) luego jugaran un papel importante en apuntalar a Castro en el poder después de 1959.
La participación real de Castro y la CIA en el Bogotazo tal vez sea uno de los secretos mejor guardados por los banqueros del CFR. Aunque casi todo el mundo ha oído mencionar la participación de la CIA en los derrocamientos de Arbenz en Guatemala y Mossadegh en Irán, dos operaciones iniciales de la CIA en beneficio de sus amos, muy pocos relacionan esta agencia de inteligencia con el Bogotazo.
El Bogotazo fue en realidad una operación de guerra psicológica perpetrada en contra del pueblo norteamericano y de los pueblos latinoamericanos. Al siguiente día de haber comenzado los disturbios, Marshall culpó a los comunistas por los sucesos, y los aterrados cancilleres, que antes habían vacilado y manifestado sus dudas, firmaron sin chistar una resolución condenando el comunismo y aceptaron la creación de la Organización de Estados Americanos -- la tristemente célebre OEA.
En realidad no existe evidencia alguna de que los comunistas hayan planeado o participado en el incidente. La única evidencia que se alega son las pistas falsas que aportó el propio agente provocador, Fidel Castro, tales como lanzar volantes con literatura comunista, dejar libros marxistas en la habitación de su hotel, y hacer un llamado en una estación de radio en el que arengaba a las turbas y afirmaba que los disturbios eran el comienzo de una revolución comunista.
Este último detalle, aportado por William Pawley durante una testificación ante el Congreso de los E.U. probablemente sea falso. Me baso para hacer esta suposición en que Pawley, quien afirmó que oyó a Castro en la radio del automóvil en que viajaba, no sólo estaba presente en casa de Lazo durante el reclutamiento de Castro, sino que era amigo cercano de Allen Dulles y, como éste, agente secreto de los conspiradores del CFR. Por tanto, él era también parte de la operación secreta.
La operación Bogotazo fue un éxito total para los banqueros, pues marcó el comienzo de la Guerra Fría en el continente Americano. Demás está decir que la Guerra Fría fue altamente lucrativa para los banqueros, los magnates petroleros, y las corporaciones transnacionales – lo que después se ha dado en llamar el complejo militar-industrial norteamericano.
Años más tarde, los conspiradores del CFR confrontaron un grave problema: el Premier soviético Nikita Jrushchov había expuesto al mundo su política de la coexistencia pacífica, que implicaba la continuación de la lucha comunismo VS. capitalismo, pero sólo en el plano comercial y cultural, no en el militar. Esto amenazaba con terminar con la lucrativa Guerra Fría. Y de nuevo recurrieron los banqueros de Wall Street a su eficiente agente secreto Alex, quien tanto éxito había tenido durante el Bogotazo. Por eso le facilitaron, con la complicidad de su títere Batista, la toma del poder en Cuba, para que luego se les infiltrara a los soviéticos y los incitara a calentar la Guerra Fría.
Al principio Nikita tenía sus dudas sobre el “comunismo” de Fidel Castro. Según afirmó Serguei Jrushchov, hijo de Nikita, cuando Castro tomó el poder en Cuba en 1959, el líder soviético estaba convencido de que este trabajaba para la CIA (lo que me demostró que no había sido yo el primero en sospecharlo, sino que Jrushchov se me había adelantado por varios años). Pero los banqueros usaron a su CIA para brindarle a Castro en bandeja de plata la victoria de Bahía de Cochinos, y esto convenció a los líderes soviéticos de la bona fides de Castro -- error que luego tendrían que lamentar.
Por otra parte, siempre he tenido la sospecha de que algunos líderes soviéticos miembros del politburó habían sido reclutados por los conspiradores del CFR, y estos a su vez fueron los que convencieron a Jrushchov de las buenas intenciones del “marxista” Fidel. Prueba de la influencia de los banqueros de Wall Street en el Kremlin es que, poco después de la crisis de los cohetes, en la que Jrushchov hizo cosas que no debía, David Rockefeller viajó a Moscú y se entrevistó con Jrushchov. Al parecer el líder soviético no aceptó la crítica constructiva de David y, menos de una semana después, fue depuesto.
Todos estos años el agente secreto Fidel “Alex” Castro ha estado trabajando eficientemente al servicio de sus amos. He llegado a la conclusión que la voladura del buque La Coubre y otros actos terroristas en Cuba, incluyendo la destrucción del avión de Cubana de Aviación en Barbados, así como las muertes de John F. Kennedy, Che Guevara, y Salvador Allende, por mencionar tan sólo unas cuantas, han sido operaciones conjuntas Castro-CIA siguiendo órdenes de los banqueros del CFR.
La destrucción económica y material de Cuba, así como la destrucción moral de su pueblo no son producto de errores, sino de un plan cuidadosamente planeado y ejecutado. Cuba es un exitoso experimento de implementación del Nuevo Orden Mundial -- un sistema totalitario comuno-fascista en el que las masas serán reducidas a niveles de consumo pre-industriales. Esto explica la razón por la cual altos personeros del CFR se refieren a la Cuba de Castro como el modelo a imitar.
En estos momentos “Alex” juega un papel importante en una nueva operación de guerra psicológica que se está llevando a cabo contra los pueblos de América Latina.
Al igual que sucedió cuando el Bogotazo, las clases dominantes de América Latina temen la penetración de los monopolios norteamericanos amparados tras los acuerdos del NAFTA, CAFTA, y otros que tienen en cartera. Por eso, al igual que cuando el Bogotazo, los conspiradores han inventado un nuevo miedo, para que acepten estos acuerdos leoninos como un mal menor. A diferencia del Bogotazo, ahora el miedo no es el comunismo, sino el Castro-chavismo.
Pero el deterioro del estado de salud de su agente secreto tiene muy preocupados a los banqueros del CFR. Por eso trabajan incansablemente tras bastidores por mantener en Cuba una tiranía sostenible a la muerte de su agente secreto.
Como dijo Sherlock Holmes, “Si descartamos lo imposible, lo que quede, por improbable que parezca, necesariamente tiene que ser la verdad.”
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Servando González es un escritor norteamericano nacido en Cuba. Entre sus libros publicados están Observando, Historia herética de la revolución fidelista, The Secret Fidel Castro: Deconstructing the Symbol, The Nuclear Deception: Nikita Khrushchev and the Cuban Missile Crisis y La madre de todas las conspiraciones: una novela de ideas subversivas.
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