lunes, 17 de diciembre de 2012

El pueblo cubano también merece ser libre

A traves de Internet he conocido virtualmente al senor Octavio Dilewis Ibarra Tamayo, he leido muchas cosas interesantes en su blog y veo que hace meses no escribe en su facebook y su blog ha desaparecido por lo que he decidido compartir aqui algunos de los escritos de su blog para que no se pierdan para siempre.
Por Dr. Octavio Dilewis Ibarra-Tamayo

Soy ciudadano estadounidense naturalizado y cubano de nacimiento. Cuando Cuba sea libre consideraré si conservo o no la ciudadanía estadounidense. Pero no hay ni puede haber para mi ninguna prioridad por encima de la causa de la liberación de Cuba, a la cual he dedicado toda mi vida. Si me hubiera plegado al régimen gansteril que secuestró la soberanía del pueblo cubano habría llegado a ser general o ministro, pero preferí ir a la cárcel muy temprano en mi juventud.

En 1971, con solo quince años de edad, fui expulsado por alegado "diversionismo ideológico" de una escuela en la que se entrenaban los oficiales que formarían la élite militar del régimen. El grupo gangsteril llevaba solo doce años en el poder y yo no tenía idea del calvario que aun me esperaba.Desde el año anterior me habian escogido por coeficiente de inteligencia y condiciones físicas, para recibir clases de tiro con diversos calibres, paracaidismo, táctica militar, dirección de tropas de infantería, dirección de unidades de artillería, etc. Nuestro dia comenzaba a las cinco de la mañana con una carrera de cinco kilómetros. El entrenamiento era extenuante pero la alimentación y el vestuario nuestro contrastaban de modo insultante con el hambre y la falta de vestido que sufría el pueblo llano. Mis comentarios acerca de ese tema me produjeron los primeros problemas. Desde aquellos dias hasta hoy Dios me ha dado la integridad para no dejarme silenciar por miedo, por privilegios o por cualquierotra razón.

Pocos meses después de mi expulsión, todavia con quince años de edad, fui enviado durante meses a un sótano oscuro de la policía política, bajo la acusación de haber cometido un delito "contra la integridad y la estabilidad de la nación". Luego me enviaron a una prisión de la policía política conocida como "el castillito", y de allí, a la cárcel de Boniato en Santiago de Cuba. En esta conocí a muchos patriotas encarcelados; entre ellos a Sixto Nicot, René Rodriguez y Quindelán, que habian entrado en dos misiones de liberación de Cuba desde Miami y fueron tomados prisioneros. También conocí a varios familiares de Amancio Mosqueda Fernández, conocido como "Yarey".

Durante el tiempo de prisión fui víctima de varios enfrentamientos con los guardias (a quienes llamaban "guarnición"). Delante de mi vi matar a un preso de una ráfaga de fusil automático, y fui a parar a una celda de castigo por gritarle cobarde al guardia. Continué viviendo para poder contarlo porque el esbirro había consumido en la ráfaga el peine completo de balas.

Poco tiempo después de salir de la cárcel, en 1975, fundé el Movimiento Integracionista Cubano. Tenía 19 años. Los integrantes del movimiento éramos ex-presos políticos con experiencia conspirativa y desconfianza paranoica. Teníamos estructura celular.

Desde 1975 hasta el éxodo de Mariel en 1980 sufrí arrestos y encarcelamientos varias veces. Si algún miembro de la cúpula iba a pasar cerca de donde me encontraba, tres dias antes yo era arrestado con cualquier pretexto. Fui expulsado de la universidad, en donde había logrado matricular utilizando tácticas de sobrevivencia, de nuevo por hacer oposición política al régimen. Era estudiante de ingeniería mecánica en la ciudad universitaria CUJAE de La Habana. Habia hecho cosas increibles. Burlando el constante acoso de la policía política logré llegar a ser profesor de la universidad sin haber sido nunca estudiante de tan alto centro de estudios. Lo hice preparándome de forma autodidáctica. Aun mis perseguidores de la policía política me respetaban por eso, y me decian que yo tenía capacidad para llegar a ser un "gran dirigente revolucionario" si yo quería. Siempre les respondía que prefería ser un humilde soldado de la democracia.

En 1980 muchos ex-presos políticos fuimos citados con el fin de que abandonáramos el pais. Estando en el "Fontán" fui designado por otros ex-presos políticos para ir ante los guardias del régimen, a protestar por las condiciones infrahumanas en que sobrevivian en aquel campo de concentración niños, mujeres y ancianos. Me premiaron sacándome del lugar con la intención de que la turba me linchara. Fui víctima beligerante de las turbas del régimen y me encarcelaron por defenderme.

Posteriormente envié un informe a la oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana, denunciando de forma documentada el envio por parte de la tiranía de presidiarios comunes y enajenados mentales hacia Estados Unidos como parte del éxodo de Mariel, con el fin de desacreditar la calidad humana de los que marchaban en estampida escapando de la esclavitud. En ese tiempo (1980)) era Wayne Smith el cónsul norteamericano en La Habana (con rango equivalente al de embajador), el cual luego se destacó por su aparente simpatía hacia la tiranía castrista; algunos alegan que se encontraba bajo chantaje del aparato de inteligencia de Castro. Alguien en dicha oficina me denunció y de nuevo fui a parar a la cárcel.

Necesitaba hacerme abogado porque el lograrlo se convertiría para mi en una importante herramienta de lucha. No podia asistir a los cursos regulares de la Universidad de La Habana por el acoso de la policía política. Debido a ello realicé algunas maniobras de sobrevivencia, las cuales conocía muy bien dado que bajo la tiranía toda mi vida la había recorrido sobreviviendo. Logré matricularme en dicho centro de estudios pero en un sistema en que tenía que obtener por mis propios medios la bibliografía y autoprepararme completamente, y solo concurría a la universidad a realizar los exámenes finales de cada una de las asignaturas. Cuando logré completar el curriculum tuve que hacer un examen estatal en lugar de una tesis de grado, debido a que para dicha tesis, la via más fácil, tenía que conseguir respaldo en las estructuras del régimen; algo imposible. El examen estatal abarcaba toda la materia de la carrera y obviamente era la peor ruta posible. No obstante lo realicé y obtuve la máxima calificación tal cual consta en documentos que poseo.

Faltaba quitar otra piedra del camino. A esa altura de los acontecimientos, la policía política, que continuaba tras mi rastro, debido a mis antecedentes penales "contrarrevolucionarios", estaba tratando de impedir que me entregaran el título de abogado. Realicé una maniobra adicional de sobrevivencia y desaparecieron mis antecedentes penales del registro central de sancionados. Finalmente llegué a tener en mis manos el título y el carnet de abogado, a los cuales, hasta mi salida del pais, les di un uso enorme en favor de la liberación de Cuba.

Entre 1980 y 1988 me encarcelaron o arrestaron varias veces por los motivos de siempre. En 1988, parte de los integrantes del movimiento fuimos encarcelados por desarrollar un plan con motivo de la visita a Cuba del dictador soviético Gorbachov. Para esa fecha nuestra organización tenía ya trece años de experiencia conspirativa. Gracias a ello, después de varias semanas presos, la policía política del régimen no pudo obtener de nosotros ni el más mínimo indicio de lo que pensábamos hacer. Solo tenian una idea vaga, obtenida de algún "soplón" circunstancial. Finalmente fuimos liberados.

En los años 1989,1990 y 1991 fui arrestado varias veces. Siempre me acusaban de las cosas más inverosímiles, pero terminaban sin poder arrancarme una autoincriminación, o el aporte de alguna prueba para poderme enviar varios años a la cárcel. Mi experiencia me indicaba que nunca podia, pasara lo que pasara, dejar huellas, autoincriminarme, o dejar de actuar bajo una estructura celular, a menos que la actividad a realizar fuera pública.

En 1991 tres importantes miembros de la oposición y yo habíamos convenido reunirnos en el barrio de Alamar en La Habana. Antes de llegar al lugar acordado fui rodeado por una turba organizada por el régimen, la cual me condujo a un establecimiento en donde habia varios miembros de la policía política y del partido comunista. Algunos de ellos me amenazaron con que la turba me lincharía. Ante aquella situación de vida o muerte, en la que ya me habia visto con anterioridad, recordé que la mejor defensa es el ataque y comencé a dirigirles un discurso. Les dije: -- Yo estoy aquí en peligro de muerte por mis ideales; mi lucha es más por ustedes que por mi; por ustedes que no tienen nada, ni libertad; que sin importar si son de la policía política o del partido se casan y no tienen donde vivir. Yo tengo más bienes materiales en este pais que todos ustedes juntos, tengo una casa de dos plantas en el mejor barrio de La Habana, tengo cine privado, mis vecinos son los embajadores extranjeros, vivo en el Biltmore Country Club, la "zona congelada" a la que ustedes no tienen ni siquiera acceso, y si me hubiera plegado a la tiranía sería por lo menos ministro --. Durante varios minutos se quedaron mudos. Finalmente el jefe de los de la policía política me preguntó si yo era familia del general Furry; le dije que no, que sería primo mio si no formara parte de la cúpula que oprime a mi pais; me dijo que podia irme, luego de ocupar todos los documentos que llevaba en mi portafolios; y la turba me miraba con asombro, como si yo fuera un extraterrestre.

En 1992 fui encarcelado en las celdas tapiadas del cuartel general de la policía política, conocido como "Villa Maristas", por varios meses. Para entonces me acusaban hasta de conspirar con altos militares del régimen para derrocar la tiranía. Incluso le dijeron a un opositor amigo mio que lo que yo estaba preparando contra ellos si que era algo serio. Supuestamente tenían lecturas paranoicas de grabaciones espias, hechas por ellos a sus propios oficiales, que los conectaban conmigo. Por esas fechas estaba preso también en dichas tapiadas Iván Curra, que coincidió conmigo en una de las celdas por más de un mes. Iván fue uno de los testigos de mi larga huelga de hambre.

Después de casi dos meses sin ver el sol, y sin consumir alimentos, me sacaron a un patio interior. Debido a mi debilidad y a la luz me dió un mareo e iba de caida cuando el oficial me ayudó a tenerme en pie. El individuo, uno de los pocos allí de los que se puede decir que no era un esbirro, y cuyo nombre y grado recuerdo pero no revelo porque no se donde está y no quiero perjudicarlo, una vez que estuve firme, en pie, me dijo en forma de broma: -- si en este momento que te estoy sosteniendo en pie y parecemos un par de amigos, nos tomaran una foto y se la mostraran a la gente que te sigue allá afuera, pensarian que ya no estás contra nosotros --; a lo cual repliqué: -- todo lo contrario, pensarian que con mi discurso te convertí en unopositor --.

Ninguna de las pruebas eran serias y terminaron, para hacer algo, enviándome a un tribunal que me impuso 400 pesos de multa. Apelé tan ridícula sentencia ante la audiencia. Tres veces citaron para la vista de apelación en la que yo asumí mi propia defensa y en ninguna de las oportunidades se presentaron los de la policía política, que eran parte en el proceso. Me retiraron los cargos. Durante un arresto posterior, un individuo de la policía política me dijo que no habian ido al juicio porque me conocian muy bien y no me querian dar la oportunidad de armar un show político.

Eran tiempos de crecimiento de la oposición. Ya no éramos unos pocos luchadores clandestinos. Usando mi carnet de abogado logré entrar muchas veces a las cárceles, e incluso a la mismísima Villa Maristas para darle apoyo moral a los compatriotas presos por luchar contra la tiranía. Participé en el proceso judicial del escritor Roberto Luque Escalona, por medio de un pedido al "Ministerio de Justicia" para que me permitieran asumir su defensa, hasta que le fueron retirados los cargos. Ellos sabian que entre Luque y yo los podíamos dejar muy mal parados, al menos desde los puntos de vista foral y propagandístico. Mil veces les habia demostrado que ellos, los servidores del régimen, carecian de argumentos para enfrentar a un polemista genuino y con pantalones.

En compañia del periodista Pablo Reyes y de su esposa Vilma Fernández fui a darle apoyo moral a la escritora Maria Elena Cruz Varela, durante un juicio que se le celebraba en un tribunal de Santos Suárez. Pasamos por el medio de una turba de las denominadas "brigadas de respuesta rápida" apostada en ambas aceras. Era algo parecido a entrar en una jaula de leones hambrientos, pero allí estábamos, con infinitamente mucho más valor que todos ellos juntos. Cuando llegamos a la entrada nos encontramos con Paula Valiente que habia ido a lo mismo que nosotros. No nos dejaron entrar a la sala, ni a mi que mostré mi carnet de abogado, pero allí estábamos apoyando a Maria Elena y diciéndole a la turba que no le temíamos.

Junto a Pablo Reyes y el sindicalista González, padre de Raul Dimas (amigo mio desde que compartíamos la clase en la escuela de ingeniería mecánica de la ciudad universitaria CUJAE de La Habana), también fui a darle apoyo moral a la familia del general Del Pino. En el medio de la turba fui solo ( ya Pablo estaba preso) a darle apoyo moral a Carmen Arias y Omar del Pozo, durante el juicio que se les celebraba en el barrio del Náutico. Un opositor habia ido a avisarme que me estaban esperando los de la policía política con una turba para lincharme. Pero de todas maneras fui. No me dejaron entrar a la sala, pero me mantuve fuera rodeado de esbirros con mala cara hasta que salió Orlando Arias, padre de Carmen y amigo mio, y me informó que el juicio habia concluido y que se habian llevado ya a los presos.

Desde 1990, a raiz de las experiencias que habia obtenido del derrumbe del bloque soviético, elaboré un plan para liberar a Cuba, el cual debia contar con apoyo del exilio cubano. Con desconfianza paranoica, durante dos años, envié mensajes al exilio en procura de cooperación pero sin resultados sólidos. Siendo vicepresidente y asesor político y jurídico de la Concertación Democrática Cubana, sombrilla de organizaciones creada en 1991, realicé el último intento dentro de Cuba para orquestar el plan en función de nuestra liberación definitiva. Tampoco hubo resultados tangibles. En una conversación con un importante miembro de la oposición le dije que no podríamos realizar una acción efectiva, a menos que yo saliera al exterior y contactara directamente a personas con capacidad para brindarnos un apoyo decisivo.

En 1993, después de haber puesto mi integridad física, mi libertad y mis bienes, cientos de veces en peligro por la libertad de Cuba, con la frustración de no haber podido desarrollar el plan, salí al exilio esperanzado en conseguir ayuda para ejecutarlo.

En 1994, con la colaboración de los patriotas, gloria eterna, Doctor Diego Medina y Jorge Más Canosa, ejecutamos el plan y Cuba vio muy cerca el dia de su liberación. Nunca antes habíamos estado tan cerca. Lamentablemente no todo salió bien. Sospecho que organismos de inteligencia de paises democráticos, aliados en teoría, y solo en teoría, de la causa de la libertad de Cuba, se encargaron de desbaratar algunos nodos de la red...

Entre las cosas que hice en Cuba para sobrevivir, trabajé como profesor de física en la universidad. Por ello tuve acceso al conocimiento profundo de la impresionante naturaleza de la energia y su ley de transformación. Resulta tan universal la naturaleza de la energia que su conocimiento brinda respuestas a todos los fenómenos de la existencia, sean físicos, políticos, económicos o sociales. Quiebre el punto de equilibrio, el status quo, y se producirá la apoteosis.

Es conocido que si en una cumbre nevada se logra realizar aunque sea una pequeña sacudida en un punto sensible, se producirá un desencadenamiento de la energia potencial acumulada que al liberarse se convertirá en energia cinética y generará a su vez otras sacudidas, las cuales, con la ayuda de la fuerza de gravedad, producirán uno de los más impresionantes fenómenos de la naturaleza, la avalancha. Esta es un movimiento de liberación que a su paso arrasa con todas las fuerzas retrógradas que impedían la libertad de la energia, hasta que, en un punto sensible, estratégico, se logró la primera sacudida...

Las tiranias personales suelen ser más vulnerables de lo que muchos piensan. El terror al "jefe" es capaz de hacer milagros. Si en Cuba alguien se presenta por ejemplo ante el ministro de transportes y le muestra una carta firmada por el capo, formato, firma exacta y cuño (sello) de por medio, en la cual le ordena al funcionario que le entregue un auto nuevo al portador, este se lo entregará. Si además la carta le ordena al ministro que destruya el documento "por razones de seguridad" en presencia del portador, este lo destruirá. Y el audaz perpetrador saldrá del lugar, sin dejar huellas, con el auto nuevo, y con todos los documentos legales del vehículo. Y nadie se atreverá a averiguar las "razones del comandante".

Las personas que están dispuestas a morir por sus ideales, al menos en occidente, no abundan, y si se los encuentra por lo general son individuos que también están dispuestos a matar por sus ideales. Prefiero lidiar con personas que solo estarían dispuestas a matar como un acto de legítima defensa.

Las mayorias en todos los paises y en todas las regiones son por lo general oportunistas o indiferentes a los movimientos empeñados en producir cambios políticos o sociales. Por tanto, muchas veces un movimiento de liberación triunfante es también un gran acto de oportunismo por parte de las mayorias, que ante los indicios de debilidad o decadencia del poder imperante, se cargan al lado de los que ellos consideran terminarán siendo el poder...

Una vez que llegué a Miami, la primera persona importante que contacté, gloria eterna, fue al Doctor Diego Medina con el cual tenía conexiones desde que yo estaba en Cuba. Dicho patriota cubano habia participado en la lucha contra la tirania dentro de la isla, y tenía ya una larga trayectoria de esfuerzos por la libertad de Cuba en el exilio. Luego de la ceremonia de confidencialidad extrema le expliqué detalladamente el plan "avalancha" para la liberación menos cruenta posible de Cuba. Escuchó con suma atención y al final me dijo que el plan era genial y que podia contar con su más incondicional apoyo. Le expliqué que el desarrollo debia realizarse mediante una estructura absolutamente celular y completamente compartimentada, de modo que cada responsable de una linea de acción determinada no pudiera tener acceso al contenido de ninguna de las otras. Le dije que como habría notado necesitábamos aquí un brazo fuerte comprometido con la liberación de Cuba y con los recursos y las conexiones necesarias, para implementar al menos tres de las lineas de acción más importantes. Le sugerí como la persona más indicada, gloria eterna, al patriota Jorge Más Canosa. Me dijo que él había tenido contactos con Jorge Más Canosa cuando este era parte del RECE, pero que hacia tiempo no se veian. Que en cambio tenía amistad con el Dr. Alberto Hernández, el cual habia estado asilado con él y con el Dr. Vargas Gómez en la embajada de Ecuador en La Habana. Le dije que era imprescindible que la totalidad del plan solo la conociéramos él, la tercera persona y yo exclusivamente. Debido a ello habia que tratar de contactar directamente a Más Canosa, que era quien más poder, recursos y conexiones podia aportar, y que además era un luchador de toda la vida por la liberación de Cuba. Me dijo que no me preocupara y que le dejara esa misión a él.

En la segunda mitad del año 1993, nos reunimos en Bi... el Dr. Diego Medina, Jorge Más Canosa y yo. Ceremonia de confidencialidad extrema de por medio, Diego le explicó detalladamente el plan. Al final Más Canosa dijo que era lo más complejo y completo de que habia escuchado en su vida, que lo habíamos tenido en cuenta todo y que podíamos considerarlo desde ya como parte del plan. Le advertí que él tenía una empleada en la fundación en la que yo no confiaba, que existian evidencias de que ella habia colaborado con la policía política de la tirania que oprime a Cuba. Me dijo que fuera más explícito. Lo hice. Me dijo que habia tomado nota de la advertencia. Le expliqué las razones que yo tenía para desconfiar del gobierno norteamericano. Que por tal motivo debíamos asegurarnos de no violar ninguna ley en dicha jurisdicción en función de no darles el pretexto para neutralizarnos. Acordamos comenzar a trabajar....

Habia amanecido en La Habana un dia de agosto de 1994. Con el verano en su climax las personas circulaban histéricas por la ciudad. Se percibia en el ambiente algo inexplicable, indescriptible, pero premonitorio, que hacía intuir que un evento importante, trascendental, estaba por producirse. De pronto comenzó a correr el rumor de que en la Plaza de la Catedral funcionarios del régimen estaban repartiendo certificados de salida para todos los que desearan abandonar el pais hacia Estados Unidos. A más tardar en tres dias comenzarían a atracar barcos, en la zona de la Avenida del Puerto más cercana a la Catedral de La Habana, para recoger y llevar a Estados Unidos a los portadores de certificados de salida.

La plaza en unas pocas horas se habia abarrotado de curiosos nacionales y extranjeros. Un tumulto que ya superaba la cifra de doscientas mil personas llenaba toda el área. En la Avenida del Puerto la muchedumbre habia interrumpido el tráfico vehicular completamente. Un grupo de opositores se habia atrincherado en la Catedral de La Habana y gritaba a todo pulmón: ! abajo el tirano!. Lo sorprendente era que la policia en lugar de arrestarlos se estaba sumando al coro. La multitud, envalentonada por el apoyo de la policia también comenzó a sumarse, y un grupo de ellos se unió a los opositores que estaban dentro de la Catedral.

Desde el dia anterior el tirano por un lado y los ministros de defensa e interior por el otro, habian estado dirigiendo comunicaciones de emergencia a todos los mandos de las fuerzas represivas del pais.

Una carta de los ministros de defensa e interior, formato, firma exacta y cuño de por medio, dirigida al alto mando de la seguridad del estado decia: estamos comunicándonos contigo sin usar las vias habituales por lo delicado y urgente del asunto, y para evadir el filtro operativo que tu conoces. Cuando leas este documento destrúyelo. Como tu sabes el jefe lleva ya tiempo teniendo problemas de salud pero ahora está peor, tiene demencia transitoria recurrente en estado avanzado. En concreto: me ha citado a mi y a C. para decirnos que llegó la hora de atacar a los americanos. Tu sabes que eso sería el fin de la revolución. Hemos estado tratando de que entre en razón y nos ha amenazado con fusilarnos. La orden es que neutralices a los que tu sabes, arrestes al jefe y lo lleves para el lugar que tu conoces en Pinar del Rio. Tienes que ejecutar esta orden mañana a las 09, ni antes ni después. No nos llames, no te comuniques con nosotros, que nos puede costar la vida. Cumple la orden y mantente allá. No le permitas al jefe que hable con nadie, tu sabes que él es manipulador. Mantenlo completamente incomunicado. Aunque te amenace con fusilarte, no lo maltrates, pero mantenlo preso allá. Oigas lo que oigas que está pasando en La Habana, hasta que no te llamemos personalmente no te muevas ni tu ni tu tropa. Espera órdenes verbales. Que no se te vaya a ir la mano.

Otra carta de ellos, en iguales términos, pero con otras órdenes, habia sido dirigida al alto mando de la PNR. En este caso especificaba que además debian darle apoyo a los manifestantes de la Catedral. Otra a los jefes de los tres ejércitos ordenaba no intervenir bajo ninguna circunstancia y esperar órdenes verbales. Estas dirían: subordínate sin reservas al gobierno provisional que acaba de tomar el poder. Es esto, o el zarpazo yanqui. No hay alternativa.

Entre tanto una carta del tirano, formato, firma exacta y cuño de por medio, dirigida al alto mando del grupo especial decia: estoy comunicándome contigo sin usar las vias habituales...R. y A. me han pedido una reunión para informarme que tienen certeza de que en los próximos dias los americanos van a atacar. Tu sabes que R. tiene problemas de alcohol y eso termina dañando la mente. Le he dicho que me deje ese asunto a mi, que yo sé como manejar a los americanos, que bajo ninguna circunstancia haga nada sin consultarme. Tu sabes que si atacamos a los americanos sería el fin de la revolución. Hace una hora me han informado que R. y A. han dado orden de comenzar a preparar el ataque a los americanos. Tengo que pararlos. La orden es que neutralices a los que tu sabes, arrestes a R. y a A. y los lleves para el lugar que tu conoces en Matanzas. Tienes que ejecutar esta orden mañana a las 09, ni antes ni después...

A las cinco de la tarde la multitud casi alcanzaba el millón de personas. Las emisoras de radio y televisión, tomadas por unidades de la PNR, anunciaban que para las seis de la tarde el jefe de la junta del nuevo gobierno provisional dirigiría un discurso al pais. Desde Miami un selecto grupo de cubanos habia partido ya rumbo a Cuba...

Hasta el año 1997 el Dr. Diego Medina y Jorge Más Canosa continuaron aportando esfuerzo a las variantes que siguieron. En una fecha a mediados de 1997 el Dr. Diego Medina me citó a su oficina para decirme que Más Canosa estaba enfermo. Para desgracia de Cuba al final del año falleció en Miami en la plenitud de su éxito y de sus facultades, uno de los cubanos más útiles en la lucha por la libertad. Estuve presente en el velatorio en la iglesia St. Michael. En las tomas de video del entierro puede vérseme entre los que cargaban el féretro, en el momento del descenso a su lugar de descanso provisional hasta que Cuba sea libre.

En 1999, seis años después de abandonar Cuba, tuve la oportunidad de tomar desprevenida a la policía política del régimen, durante el juicio de los firmantes del manifiesto "La patria es de todos", y logré entrar en la isla con el objetivo de asistir como abogado al proceso, brindarle apoyo moral a los valerosos acusados, y reorganizar el movimiento. Luego de realizar decenas de maniobras para romper cualquier seguimiento, contacté a las principales figuras de la fase clandestina del movimiento. En el proceso de indagaciones sobre el juicio fui arrestado. Como no tenian prueba de que yo hubiera cometido delito alguno me liberaron. Lo habia hecho porque necesitaba que mis valerosos compatriotas Dr. Oscar Elias Biscet, Dr. René Gómez Manzano, Economista Martha Beatriz Roque, Ingeniero Félix Bonne Carcasés, y todos los demás de su talla patriótica supieran, que a mi no me habia ablandado el aire acondicionado, que mi admiración por ellos estaba unida a mi voluntad de seguir arriesgándolo todo hasta que Cuba sea libre.

Un año después volví a intentar entrar en la isla con motivo de la Cumbre Iberoamericana y no lo logré. Posteriormente enfermó y murió mi padre, que Dios tenga en la gloria eterna, y me volvieron a negar la entrada al pais.

Durante el caso del niño Elián, después que muchos otros y yo habíamos sido liberados de la cárcel del condado Miami-Dade a donde fuimos a parar durante una protesta, vi por última vez a Nazario. Entre los que cayeron presos junto conmigo ese dia estaban, gloria eterna, Andrés Nazario Sargent, Pedro López, Jorge Acosta, Norman del Valle, Arturo Cobo y José Basulto. Pero no había uno solo de los figurantes con pretensiones de liderar el exilio.

Cuando murió el patriota Diego Medina no me encontraba en Miami. Pero en la primera misa por el descanso eterno de su alma yo estaba presente. También estaban Nazario y Sixto Nicot, quien estuvo preso conmigo en la cárcel de Boniato. Con Diego y Jorge se fueron dos de los cubanos más útiles que he conocido en el exilio, del cual me mostraron una verdadera radiografía. Conocian como nadie a cada figura útil, y también a cada figurón mediocre con pretendido liderazgo. Fallecidos los dos titanes, Diego Medina que fue uno de mis mejores amigos, con el que compartí fines de año en su "Rancho Zaza-Cueto" brindando por la pronta liberación de Cuba, y Jorge Más Canosa que siempre nos apoyó y respetó el pacto de silencio, y con el liderazgo del exilio copado por elementos dedicados a la más abyecta y servil sargenteria política y por algunos emblemáticos cobardes, urge provocar aquí las sacudidas telúricas que hubo audacia y valor para producir dentro de la isla, en función de poderle dar el tiro de gracia a la tirania.

El pueblo cubano también merece ser libre.

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