Las investigaciones demuestran que las posibilidades del cerebro dependen de cuánto se use, pues esta compleja máquina con ansias de aprender se deteriora con la inactividad. Al igual que el deporte mantiene los músculos en forma, el ejercicio mental hace lo mismo con el cerebro envejecido. Siempre se había creído que el envejecimiento era un proceso de deterioro irreversible que desembocaba en un embotamiento mental. Sin embargo, los nuevos datos disponibles indican que tal resultado se produce precisamente por no mantener ocupada la mente. Además, tampoco se pierden grandes cantidades diarias de neuronas con el paso de los años, como se pensaba antes. Un fuerte declive en las funciones mentales suele deberse a un trastorno específico, por ejemplo, una enfermedad cardiovascular.
Según los especialistas, un cerebro activo resiste el desgaste, y aún más si el individuo sigue un buen programa de ejercicio físico. Cuanto más aprendemos, mayor es nuestra capacidad de aprendizaje y quienes nunca dejan de aprender tienen una mente más ágil.
Los científicos afirman que setenta u ochenta años de aprendizaje son para el cerebro como una gota de agua en un barril: casi nada. Ahora bien, ¿a qué se debe semejante capacidad?
2 comentarios:
Todo eso esta muy bien, pero yo he escuchado cuentos de gente que de tanto estudiar se quemaron y quedaron medios locos, atontados que no sirben para nada, que me dices de eso?
El estres provocado por la presion de los examenes pudiera provocar lesiones que dejen a la persona medio trastornada pero no es por estudiar mucho sino por la preocupacion
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