viernes, 6 de noviembre de 2009

Yo busco un hombre, mi busqueda no es sencilla


He encontrado en mi vida, amigos, enemigos, conocidos científicos, intelectuales, pacifistas y aún continúo mi pesquisa porque lo que yo deseo es:
¡UN HOMBRE!
UN HOMBRE que no tema a la ternura; que se atreva a ser débil cuando necesite detenerse a recobrar fuerzas para la lucha diaria; que no piense que al amarme lo derroto, o que al amarlo me aniquila.
UN HOMBRE que me proteja de los demás y de mí misma, que conociendo mis errores, los acepte y me ayude a corregirlos.
UN HOMBRE que quiera y sepa reconocer mis valores espirituales y sobre ellos pueda construir todo un mundo; que nunca me rebaje con su trato.
UN HOMBRE que con cada amanecer me ofrezca una ilusión, que aliente nuestro amor con toda delicadeza para que una flor entregada con un beso tenga más valor que una joya.
UN HOMBRE con el que se pueda hablar, que jamás corte el puente de comunicación y ante quien me atreva a decir cuento pienso, sin temor de que me juzgue y se ofenda y que sea capaz de decírmelo todo, incluso que no me ama.
UN HOMBRE que tenga siempre los brazos abiertos para que yo me refugie en ellos cuando me sienta amenazada e insegura, que conozca su fortaleza y mi debilidad, pero jamás se aproveche de ello.
UN HOMBRE que tenga abiertos los ojos a la belleza, a quien domine el entusiasmo y ame intensamente la vida; para quien cada día sea un regalo inapreciable que hay que vivir plenamente, aceptando el dolor y la alegría con igual serenidad.
UN HOMBRE que sepa ser siempre más fuertes que los obstáculos, que jamás se amilane ante la derrota y para quien los contratiempos sean más estímulos que adversidad, pero que esté tan seguro de su poder que no se sienta en la necesidad de demostrarlo a cada minuto en empresas absurdas sólo para probarlo.
UN HOMBRE que no sea egoísta, que no pida lo que no se ha ganado, pero que siempre haga esfuerzos para tener lo mejor porque lo ha ganado.
UN HOMBRE que goce dando y que sepa recibir.
UN HOMBRE que se respete a sí mismo, porque así sabrá respetar a los demás; que no recurra jamás a la burla ni a la ofensa, que más rebaja a quien las hace que a quien las recibe.
UN HOMBRE que no tenga miedo de amar, ni que se envanezca porque es amado; que goce el minuto como si fuera el último, que no viva esperando el mañana porque tal vez nunca llegue.

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